Dime cuántos besos me he perdido desde que nos estamos dejando

Dime cuántos besos me he perdido desde que nos estamos dejando

sábado, noviembre 12

siento perseguirte,pero he aprendido a perseguir mis sueños

Querido Garret:
¿Dónde estás? Y ¿Por qué nos hemos visto obligados a separarnos?, me pregunto sentada, sola, en esta casa a oscuras.
No sé la respuesta a estas preguntas, por mucho que intento comprenderlo. La razón es sencilla, pero mi mente me obliga a descartarla, y me paso el día atormentada por la ansiedad. Sin ti estoy perdida. No tengo alma, soy un vagabundo sin hogar, un pájaro solitario que vuela hacia ninguna parte. Soy todas esas cosas, y no soy nada. Esto, querido, es mi vida sin ti. Cómo me gustaría que volvieras a enseñarme a vivir.
Intento recordar cómo éramos antes, cuando estábamos en la ventosa cubierta del Happenstance. ¿Recuerdas cómo trabajábamos con él? Mientras lo reconstruíamos nos convertimos en parte del océano, porque ambos sabíamos que era el océano lo que nos había unido. En momentos como aquel yo entendía el significado de la verdadera felicidad. Por la noche, navegábamos sobre las aguas oscuras y yo veía cómo la luz de la luna resaltaba tu belleza. Te contemplaba con admiración y sabía que estaríamos juntos para siempre. ¿Pasa siempre lo mismo cuando dos personas están enamoradas? No lo sé, pero si mi vida desde que nos separaron es una indicación, entonces creo que sé las respuestas. A partir de ahora sé que estaré sola. Pienso en ti, sueño contigo, te conjuro cuando más te necesito. Es lo único que puedo hacer, pero para mí no es suficiente. Nunca será suficiente, eso lo sé, y sin embargo, ¿qué otra cosa puedo hacer? Si estuvieras conmigo, tú me lo dirías, pero hasta eso me lo han robado. Tú siempre encontrabas las palabras adecuadas para aliviar mi dolor. Tú siempre sabías cómo consolarme. 
Me pregunto si sabrás como me siento sin ti. Cuando sueño, me gusta pensar que lo sabes. Antes de que nos conociéramos, mi vida no tenía significado, no tenía objetivos. Sé que cada paso que di desde que aprendí a andar fue un paso hacia ti. Estábamos destinados a vivir juntos. Pero ahora, a solas en mi casa, me he dado cuenta de que el destino puede producirte tanto dolor como felicidad, y me pregunto por qué, de todas las personas del mundo de las que pude enamorarme, tuve que enamorarme de alguien a quien me arrebatarían.
Sin ti en mis brazos, siento el alma vacía. Busco tu rostro entre la multitud; sé que es imposible, pero no puedo evitarlo. La mía es una búsqueda interminable, condenada al fracaso. Tú y yo habíamos hablado de lo que pasaría si las circunstancias nos obligaran a separarnos, pero no puedo cumplir la promesa que te hice aquella noche. Lo siento, amor, pero nunca habrá nadie que pueda sustituirte. Las palabras que te susurré eran un desatino, y debí darme cuenta entonces. Tú, y sólo tú, has sido siempre lo único que deseaba, y ahora que no estás, no deseo encontrar nada más. Hasta que la muerte nos separe, susurramos en la iglesia, y ahora creo que esas palabras se cumplirán hasta que por fin llegue el día en que también yo abandone este mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario